Es una de lo que espero sean varias historias sobre mi Leon Blanco, Shkar. En este caso acompañado por otro personaje del clan, el Leon Blanco del Pater, Yaravel.
^_^
-oOo-
Los dos guerreros Asur seguían las huellas de lo que parecía un pequeño grupo de infiltración Druchii.
Habían encontrado su rastro cuando vieron los restos de una patrulla de vigilancia cerca de la frontera de Ostland. Desde entonces habían estado siguiéndoles intentando averiguar que les traía a esta zona.
Por delante de ellos caminaba el compañero de Yaravel, un magnifico ejemplar de León de Cracia, Ceniza. El felino olfateaba el aire en busca de cualquier señal que pudiera desvelar una emboscada de aquellos a los que perseguían, cambiando los papeles de depredador y presa en un momento. Avanzaba lentamente, olisqueando y parándose cada pocos pasos para comprobar que la zona era segura, pero sin perder el tiempo ni dejar de seguir el rastro...
Detrás, Shkar y Yaravel avanzaban entre los árboles y el sotobosque de las tierras imperiales. Quizás en su tierra natal se hubieran desenvuelto con mayor soltura, pero en territorio de sus aliados y con un grupo de enemigos en las cercanías no podían permitirse el menor ruido.
Yaravel avanzaba el primero de los dos elfos, como siempre, sin perder de vista a su compañero de pelaje blanco y fijándose en todos los sonidos y sombras que llamaban la atención del León. Con su enorme arma en las manos, el cazador tenía todos sus sentidos puestos en la persecución.
Shkar cerraba el pequeño grupo. El elfo llevaba su melena dorada recogida en una larga coleta como hacia habitualmente cuando se preparaba para el combate. La enorme hacha a dos manos característica de los guerreros de Cracia la tenia enfundada a su espalda de forma que pudiera disponer de ambas manos mientras se desplazaba por el bosque con la gracia que caracteriza a los de su raza.
Ceniza tenia mucho cuidado de no acercarse demasiado a los Druchii, evitando ponerse nunca a la vista, de forma que solo sabían de su presencia por las huellas, los sonidos de conversaciones y pasos que a veces les llegaban, y los rastros de maleza rota y pisoteada que dejaban a su paso.
En varias ocasiones habían temido perderles cuando descubrían que el rastro les llevaba a un río y no se les oía por ningún lado. Por suerte, Shkar y Ceniza habían podido recuperar la pista en todas las ocasiones y la persecución había continuado.
En todo este tiempo ya habían podido hacerse una idea clara de quien componía el grupo al que perseguían.
Un par de juegos de huellas traicionaban la presencia de dos guardias con armadura pesada, las cuales parecían proteger en todo momento a un tercer juego, de menor profundidad. Se debía tratar de algún tipo de personaje importante, y a juzgar por los cánticos que habían escuchado a ratos, un sacerdote del dios de la sangre parecía lo más probable.
Además, una cuarta persona completaba el grupo. Alguien de andar errático y pisadas ligeras solo podía tratarse de una de las esposas del dios de la sangre. Una bruja. Algo que venia a confirmar que el líder del grupo era un sacerdote de Khaine.
La pareja de Leones tenía que interceptarles antes de que llegaran a su campamento, pero lanzarse alocadamente contra ellos a una muerte segura no les reportaría ningún bien. Ni a ellos ni a su causa. Así que se habían embarcado en aquella persecución intentando encontrar el mejor momento para realizar el ataque, el cual, y viendo como el sol comenzaba a ocultarse por el horizonte, llegaría en breve.
En el bosque la oscuridad llegaba antes, y en cuanto el sol comenzó a descender las sombras se apoderaron de la arboleda.
Ceniza se detuvo cerca de un árbol, agazapándose entre el tronco del árbol y un arbusto cercano. Acechando. Los dos elfos comprendieron rápidamente que algo había cambiado, y probablemente su presa se hubiera detenido.
Yaravel se acerco a su compañero felino lentamente, agachándose junto a él para intentar ver que es lo que había encontrado este.
- Desde aquí no se ve nada, Shkar – dijo intentando no levantar demasiado la voz mientras negaba con la cabeza.
El otro Asur asintió y miro alrededor buscando un árbol más grande que los demás. Escogió uno ligeramente separado de los demás que nacía cerca de una rocosa ladera pelada.
Yaravel observó como Shkar se acercaba despacio, observando el mejor modo de encaramarse al árbol, cambiando su forma de andar a algo que parecía mucho más felino. El aura blanquecina que solía rodearle en estos casos se hizo visible, y cuando se inclino para tomar impulso pudo incluso ver como su compañero tenia una cola de gato formada por ese mismo aura.
Shkar saltó al árbol, mucho más alto de lo que saltaría cualquier Asur, y trepó hasta la primera rama agarrándose con sus dedos igual que si fueran garras.
Una vez subido ahí se movió a cuatro patas por las ramas, buscando un buen punto para otear el horizonte. Si Yaravel hubiera podido verle de cerca se habría dado cuenta de como sus pupilas se habían alargado verticalmente, adaptándose a la escasez de luz, y permitiéndole ver mucho mas lejos.
Shkar bajo por las ramas y saltó hasta el suelo sin hacer ningún ruido. Cuando se acercó a Yaravel andaba de nuevo erguido y el brillo blanco había desaparecido.
- Están preparando un campamento un poco mas adelante – comentó en voz baja tras agacharse cerca de su compañero y su león. – Se preparan para pasar la noche.
- Dejemos que descansen entonces – Comentó Yaravel con una sonrisa siniestra debido a la enorme cicatriz que le cruzaba la cara – En algún momento se despistaran y nosotros estaremos ahí.
Shkar sabia que su compañero deseaba lanzarse ya mismo al combate, le conocía demasiado bien y sabia lo impulsivo que era, pero incluso él se había percatado de que seria un suicidio lanzarse a combatir de frente. Asintió a Yaravel y con una sonrisa le puso una mano en el hombro en señal de complicidad. El cazador respondió al gesto con una sonrisa sincera, sabiendo que Shkar conocía sus métodos y reconocía que había tomado la decisión correcta.
Varias horas mas tarde los Leones se acercaron al campamento Druchii. Los tres iban agazapados, casi arrastrándose.
Los elfos oscuros no habían encendido ningún fuego que les pudiera delatar, habían sido precavidos. En lugar de ello habían improvisado un campamento alrededor de un obsceno cáliz de sangre.
Uno de los guardias permanecía despierto mientras su compañero descansaba. La sacerdotisa de Khaine, resultó ser una mujer, también dormía placidamente, mientras en el otro lado del campamento, una elfa bruja deambulaba nerviosa de un lado para otro. Sin duda alguna los rituales que practicaba y las sustancias que tomaba le mantenían despierta.
Los jóvenes Asur esperaron. No era el momento.
Finalmente el guardia, con síntomas evidentes de cansancio, se acercó a su compañero con la clara intención de despertarle y que le relevara. Yaravel hizo una señal con la mano y los tres comenzaron a acercarse.
Escucharon algunas palabras en Druchii, seguidas de un par de golpecitos con el mango de la lanza. La respuesta fue un gruñido de queja.
Yaravel se incorporó y señaló a la bruja elfa. Ceniza salio disparado, no necesitaba mas indicaciones. Miro hacia atrás, a donde estaba Shkar y contempló como el aura brillante rodeaba de nuevo a su compañero como tantas otras veces antes del combate. Se encontraba arrodillado, como preparado para salir corriendo. Pero no fue él quien salió corriendo, si no un reluciente león blanco que surgió del elfo detrás de Ceniza.
Shkar desenfundó su hacha y avanzó hasta donde le esperaba Yaravel, asintió a su compañero y ambos entraron en el campamento Druchii. El aura había desaparecido.
En el campamento la elfa, distraída por un momento con el cambio de guardias, sufrió primero el ataque de dos leones que le derribaron, y después de sus compañeros humanos, que la golpearon sin piedad en el suelo. Las drogas no la mantuvieron consciente en esta ocasión.
Los guardias, mas atentos al relevo que a la vigilancia, recibieron primero la carga de los leones y después comenzaron a darse cuenta de lo que estaba ocurriendo.
Ceniza se abalanzó sobre el guardia con armadura, mientras que el león de Shkar eliminaba al que se estaba desperezando antes de que su cerebro descubriera que estaban siendo atacados.
Cuando Yaravel y Shkar llegaron al combate el guardia se había quitado a Ceniza con su escudo, había recuperado su lanza, y retrocedía hacia la sacerdotisa mientras la avisaba del peligro a gritos.
Los Asur comenzaron a andar en círculos cercanos al guardia y su protegida, mientras Ceniza lanzaba algún zarpazo y el león de Shkar acorralaba a la discípula de Khaine.
El ataque por sorpresa les había permitido igualar los números, de hecho, gracias a sus leones, ahora tenían superioridad numérica, pero el guardia superviviente ya estaba volcado en el combate, y su compañera podría curar las heridas que lograran superar su gruesa armadura.
Al unísono se abalanzaron sobre el elfo oscuro desde todas las direcciones con un feroz grito de guerra. Una lluvia de hachas y garras comenzó a caer sobre el guardia que intentaba parar todos los ataques con su enorme escudo, al tiempo que les aguijoneaba en cuanto tenía la oportunidad.
Dos elfos y un león deberían tener una ventaja sobre un único elfo oscuro, pero la armadura de este y la ayuda de Khaine que atraía para su compañero la sacerdotisa, parecían igualar el combate.
Muchos golpes caían contra el escudo, mientras que los que llegaban a rebasar la defensa del Druchii acorralado apenas hacían daño. Heridas que desaparecían inmediatamente gracias a la magia de sangre de la sacerdotisa. Esta, ni siquiera había tenido tiempo de recoger sus armas, al ver que los Asur se centraban en su compañero había recuperado su cáliz y entonaba cánticos en honor de su dios impío, fortaleciendo y renovando las energías del soldado. El león de Shkar solo era una molestia menor, que debía ignorar para poder mantener a su compañero con vida.
Shkar y Yaravel no podrían mantener ese ritmo mucho tiempo. Sus enemigos permanecían igual que al comienzo del combate mientras que ellos, poco a poco, iban agotándose. Las heridas producidas por el guardia no serian mortales, pero con el tiempo terminarían dándole la victoria.
Pese a todo, renovaron el ataque e incluso Shkar ordenó a su león que abandonara a la sacerdotisa y les ayudara con el soldado acorazado. Este, ante el nuevo embate de sus enemigos, retrocedió abrumado centrando todos sus sentidos en la defensa, escudo en alto.
La sacerdotisa comenzó en un cántico frenético, intentando desesperadamente mantener con vida a su compañero y protector. Solo interrumpió el cántico un momento para recuperar una de sus espadas rituales del suelo, y ese fue el momento que aprovecharon los Asur.
La sangre del cáliz se había agotado y Khaine solo respondía a las plegarias que venían acompañadas de esa energía vital, así pues, la sacerdotisa tendría que sacrificar parte de su esencia.
Los elfos se habían movido de forma que ambos Druchii estaban ahora separados, y ellos en medio, de espaldas a la elfa oscura. Con un rápido giro los cuatro cambiaron de objetivo y atacaron al unísono a la discípula del dios de la sangre.
Yaravel la golpeó en las piernas, una herida profunda que evitaría que huyera. Los leones atacaron por lados opuestos, de forma que no podía tener a los dos en su campo de visión al mismo tiempo. Por ultimo, Shkar levantó el enorme hacha de forma ostentosa y golpeo sonoramente el suelo con el pomo de la misma, la sacerdotisa no pudo evitar mirar hacia el suelo un instante. Rápidamente, Shkar elevó el pomo embutido de metal y golpeo el mentón de la elfa oscura. La protuberancia en forma de garra rasgo la carne del rostro y la sacerdotisa trastabillo, dolorida y cegada por la sangre.
Un último intento desesperado la llevo a usar esa herida como sacrificio a su dios, pero Ceniza había atrapado el brazo del cáliz, sus dientes desgarraban la carne de la mano. Intentó levantar la daga ritual para clavársela en los ojos al maldito león que la estaba impidiendo realizar su magia, pero unas fauces se cerraron en torno al hombro derecho mientras las garras arañaban su espalda. Con un grito de dolor arqueo la espalda, vencida por el peso del león que se había arrojado sobre ella. Su pecho recibió de lleno el impacto del hacha de Yaravel. Lo siguiente que pudo contemplar la sacerdotisa fue el trono de huesos de Khaine.
Los Asur se volvieron de nuevo hacia el soldado que no había tenido tiempo de reaccionar para defender a su compañera.
Shkar se encaró a él balanceando su hacha ensangrentada en las manos. A su lado los leones se acercaban lentamente desde el cuerpo despedazado de la sacerdotisa. Detrás, Yaravel tiraba con las dos manos de su hacha todavía hundida en el pecho de la elfa oscura mientras con un pie presionaba el cuerpo inerte contra el suelo.
La situación estaba evidentemente perdida, pero el odio ancestral entre Druchii y Asur impedía que el soldado rindiera sus armas. Con un grito se lanzo al ataque. Los elfos tampoco habrían aceptado una rendición.
…
Yaravel acariciaba distraídamente a Ceniza mientras daba vueltas a un improvisado guiso. El León, recostado al lado de su amo, ronroneaba como un gato pequeño traicionando su tamaño.
Shkar entró en el pequeño campamento improvisado. Los ojos de gato le permitían ver en la oscuridad y le habían facilitado el trabajo de guardia, Yaravel se dio cuenta de esto cuando su compañero se sentó frente a él.
- No parece que vayamos a tener compañía esta noche. Además estamos muy cerca de los campamentos imperiales.
- Claro que no, aunque esto solo era una avanzadilla de exploración. – Corroboró Yaravel – Al no regresar se darán cuenta de que algo ha ido mal y se lo pensaran antes de volver. Saben que estamos sobre aviso.
Shkar asintió y se sirvió un poco de la hidromiel que habían calentado para acompañar el guiso.
- Algún día tendrás que contarme a donde va tu amiguito cuando no esta contigo. – Comento Yaravel señalando un hueco vacío al lado de Shkar.
- ¿Mi yo-alma?
- Lo que sea.
- No va a ningún lado. – Respondió afable – Es una parte de mi que aprendí a separar para ayudarme en determinados momentos.
- Aha… claro – Yaravel no parecía muy convencido – Pues algún día me tendrás que contar esa historia al completo.
- Bah, es un tostón muy aburrido sobre un viaje por el Imperio con mis padres, una temporada haciéndome pasar por mujer en una mansión humana, y una visita a las tierras de los Silvanos donde aprendí a comunicarme con mi verdadero yo.
Yaravel miro a su compañero sorprendido y estalló en carcajadas.
- Ey, es la verdad – Replicó Shkar evidentemente ofendido ante la incredulidad de su compañero.
- ¿Te hiciste pasar por mujer?, y luego ¿un Silvano te enseño a invocar Leones espirituales? – Shkar asintió de nuevo intentando parecer convincente, pero su compañero no pudo reprimir un nuevo estallido de risas. – ¡Venga ya!
- Nah, es broma – Y los dos elfos continuaron su guiso entre risas.
2 comentarios:
Oleeee ^_^
Mira como partimos la pana ahí los dos. A ver si es verdad y podemos entre 2 acabar con un grupo así en el juego xD.
Me ha gustado mucho. Espero la continuación, eh? :P
PD: Seguro que no te hiciste pasar por una mujer en una mansión humana?? ¬¬
- Yaravel.
¬¬ No teneis leones teneis, ligres o tigones :P
Saludos desde la destruccion!
Publicar un comentario